Realizó estudios de Dibujo, Pintura, Escultura y Artes Decorativas, principalmente,en la Escuela Elemental de Artes e Industrias de Valencia y en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid.
En 1907, finalizada esta formación, se dedica a las artes decorativas, elaborando con mucha aceptación por parte del público sus primeras piezas de terracotta, hecho que le hace centrarse en la creación cerámica. La construcción de su propia fábrica en Valencia le permitió, paulatinamente, diversificar su obra en azulejos, cerámica utilitaria y arquitectónica, platos decorados, tibores, jarrones, juegos
de mesa y un amplio repertorio formal de esculturas cerámicas, con decoraciones exclusivas y únicas, que caracterizan su fecunda creación.
En la década de 1930 A. Peyró abre tiendas en Valencia y Madrid y su obra cerámica traspasa las fronteras nacionales. Tal es la fama y los méritos conseguido que fue nombrado catedrático de la Escuela de Cerámica de Madrid.
Antonio Peyró durante el primer tercio del S.XX, al igual que Mariano Benlliure, Salvador Tuset o José Capuz, presenta una trayectoria artística figurativa entroncada con la corriente de la Generación del 98, buscando en sus cerámicas la esencia de lo genuinamente español pero con un estilo personal . Ello queda reflejado, dentro de su visión de la mujer española de la época, en ocasiones modelada
del natural, en sus series de majas, castizas, valencianas, andaluzas y otros tipos populares y regionales. Su estilo y procesos, aunque continuarían evolucionando,
especialmente a partir de los años 1940, nunca se alejaron del lenguaje figurativo, compatible con los gustos del momento.
Ciertamente, Peyró fue un ceramista singular e insuperable en su contexto. Baste citar que contribuyó durante la primera mitad del S.XX al desarrollo y modernización de la cerámica nacional con la sensibilidad de aunar procesos tradicionales e industriales y que de esa fusión sus piezas no perdiesen ni un ápice de calidad.
Si bien comenzó elaborando su particular terracotta de tono amarfilado y beige supo evolucionar hacia la formulación de otras pastas cerámicas de dos fuegos con decoraciones al agua y el empleo de diversos esmaltes. Finalmente, incorpora otros acabados como a la grasa y aplicación de oro, utilizando por tanto un tercer y cuarto fuego.
Entre sus premios más destacados merecen citarse: Mención Honorífica Exposición Nacional de Bellas Artes. Madrid, 1906; Segunda Medalla, Exposición Nacional, Artes Decorativas, 1922; Primera Medalla, Exposición Nacional, Artes decorativas y en la Sesquicentennial Exposición Internacional de Filadelfia, 1926; Medalla
del Trabajo, 1926.
En 1927 el Ayuntamiento de Onda, en sesión solemne, le hizo un homenaje y en 1955 fue nombrado, a título póstumo, HIJO MERITÍSIMO DE ONDA.
LA DUDA
«Esta pieza es la que más éxito en 20 años he tenido, fue medalla de plata y de oro en la exposición de Madrid y en 6 extranjeras. Recorrió el mundo entero”. Antonio Peyró.