Azulejería Barroca plena, desde la tercera década del siglo XVIII, con formas y formatos nuevos y originales, siendo la primera azulejería de serie valenciana.
El siglo XVIII marca el verdadero resurgir de la cerámica valenciana, coincidiendo con la recuperación económica a partir de la segunda década del siglo. Las producciones valencianas sobresalen e influyen en el resto de la Península
La azulejería barroca plena se caracteriza por el cambio de formato, adoptándose el palmo valenciano (de 22 a 22’5 cm de lado) y el enriquecimiento de la paleta de colores (amarillos, naranjas, marrones azules, turquesa, morado, negro, verde)
El cambio de formato va acompañado de una eclosión de motivos vegetales más naturalistas. A la continuidad de elementos anteriores (bandas, aves, ramos,) se suman motivos cultos (conchas, cestillos, máscaras, etc.). Siendo el momento de auge de los ramos frutales e iniciándose la influencia del sector textil.
En este período surgen las contrahuellas por encargo, los pavimentos imitando alfombras, los zócalos de dibujo completo y los paneles devocionales, de larga pervivencia posterior, así como los mamperlanes para componer las esquinas de zócalos y sobretodo para los balcones.