La azulejería barroca inicial, desde mediados del siglo XVII hasta la segunda década del siglo XVIII, es en su conjunto una simple reinterpretación de formas tardorrenacentistas, con dependencia técnica y estilista de Cataluña.
A mediados del siglo XVII cambia la policromía, se invierten los fondos oscuros y desaparecen los motivos anteriores. Continua el formato pequeño de 11’5 cm y 13’5 cm de lado y los colores predominantes serán el azul, el verde, el amarillo oscuro y naranja, aplicados en alternancia, contrastados y simétricos sobre fondo blanco de estaño.
Los modelos de este periodo corresponden a reinterpretaciones de formas previas (cardo/acanto, bandas mixtilíneas, zarcillos, cenefas eucarísticas) y a la aparición de motivos de origen italiano que llegan a través de la azulejería catalana (clavellinas, acantos de perfil, rosetas, florones).