Ciertamente, la azulejería decimonónica valenciana, que fue la más importante de España, tuvo en Valencia y Onda sus dos grandes centros productores. Estos dos centros se constituirán como los ejes principales de sendos núcleos productores: Valencia-Manises, con Quart de Poblet, Meliana y Burjasot, en la comarca de L’Horta de Valencia, y Onda-Castellón, con L’Alcora, en la provincia de Castellón. Estos centros presentan grandes afinidades técnicas y estilísticas, que los diferencian de otras zonas españolas y que nos permiten hablar de forma global de azulejería valenciana.
La ciudad de Valencia fue durante el siglo XVIII el mayor centro azulejero español (Pérez Guillén, 1996, 9-13) y las Reales Fábricas de Azulejos de Disdier, así como la fábrica de Royo, marcaron las pautas en todos los sentidos durante la primera mitad del siglo XIX. A mediados de la centuria se destaca el empresario Rafael González Valls que contaba con 4 fábricas de azulejos, 3 en Valencia y una en Manises, y fue el único fabricante que concurrió a la Great Exhibition of All Nations de 1851 en Londres (todavía se conservan sus azulejos en V&A Museum).
Fuera de Valencia ciudad destacamos, en primer lugar, el centro de Manises, que pese a su esplendor pasado, no será pasada la segunda mitad del siglo XIX y sobretodo a finales de este siglo y durante el primer tercio del siglo XX cuando se desarrolle la industria azulejera (Pérez Camps,1987). De hecho, durante la segunda mitad del siglo XIX van disminuyendo las fábricas en Valencia y aumentando en Manises, que durante ese período llego a contabilizar 16 factorías cerámicas que combinaban la azulejería con la producción de loza.
En el entorno de la Huerta de Valencia, en la población de Meliana, en 1862 se estableció la fábrica de mosaicos de gres, La Industrial Valenciana, de Miguel Nolla y Luis Sagrera, claro exponente del empuje de la industria cerámica valenciana durante el siglo XIX. También dedicada a la producción de mosaicos cerámicos, en Alcudia de Crespins se instaló la fábrica La Alcudiana(1865-1893), dirigida a partir de 1870 por el oriundo ondense Manuel Piñón Canelles (Onda, 1836-l’Alcudia de Crespins, 1915).
En otras poblaciones cercanas a la ciudad surgieron fábricas cerámicas. En Burjasot arraigaron dos de las fábricas más importantes del núcleo valenciano durante finales del siglo XIX y principios del XX; 1885, La Ceramo, fábrica de mayólicas hispano-moriscas, y, ya en el siglo XX, la fábrica de azulejos Valencia Industrial de los Hermanos Bayarri. En Quart de Poblet destacamos la fábrica de Onofre Valldecabres, hacia 1860. Y otros lugares de L’Horta donde tenemos documentada la existencia de fábricas de azulejos son Castelló de Rugat, en 1868 c., y en Catarroja, así como, ya en la comarca de la Safor, la Fábrica de azulejos del Pilar en la Font d’En Carròs (1860-1886), aunque de efímera existencia (Gregori Escrivà, 2011).
Por lo que respecta al núcleo a la provincia de Castellón, Onda, que tuvo un incipiente arranque a finales del siglo XVIII, fue el centro más importante durante toda la centuria. Suficientemente ilustrativas son las numerosas fábricas de cerámica, y especialmente de azulejos, constatadas en Onda a lo largo de centuria (Estall, 1997, 14-32) y la diversidad de modelos producidos por aquellas presentes en los fondos del Museo del Azulejo de Onda.
En 1857, cuando se instala en Onda la fábrica de azulejos La Valenciana (por parte de la sociedad valenciano-ondense “Novella, Garcés y Cía”), ya existen documentadasdos fabricas de azulejos vidriados: la de Peris (1827) y La Glorieta (1848) .
La Valenciana fue un empresa fundamental en el desarrollo de la industria azulejera ondense y valenciana durante la segunda mitad del siglo XIX por sus innovaciones, inventos e introducciones en el proceso global de fabricación. Hacia 1875 la sociedad Novella y Garcés adquirió la fábrica San Carlosde Juan Bautista White y Bonelli, pasando a regentar dos de las más importantes fábricas de azulejos valencianos durante la segunda mitad del siglo XIX.
Por su parte, en la ciudad de Castellón se citan diversas fábricas de azulejos durante la segunda mitad del siglo XIX, alguna con sus inicios en 1820. A partir de un desarrollo, pausado pero sostenido, la capital de Castellón, alcanzó en 1910, un total de siete fábricas de azulejos.
Con estas fábricas de azulejos de mediados de siglo se sentaron las bases, técnicas y estilísticas, de una imparable evolución en las décadas posteriores. El desarrollo técnico y las necesidades de una mayor y más rápida producción motivaron la incorporación del sistema de conformación en semiseco a partir de la arcilla ligeramente humedecida. Este nuevo sistema, que ya aparece constado en 1860 en las fábricas de San Carlos de Juan Bautista White y Bonelli (Valencia) y de Miguel Nolla (Meliana, Valencia), no debió de tardar en ser introducido en Onda en un momento de plena expansión industrial y de fuerte competencia entre las empresas.
Con el inicio del siglo XX el núcleo de Castellón, con Onda a la cabeza, supera al valenciano (Valencia y Manises), y el centro productor de Onda ya se destaca claramente dentro del panorama español. La mayor parte de la producción se destinó a las ciudades en crecimiento y a la exportación.
Dado que la falta de espacio impide desarrollar el tema ofrecemos, a continuación, una bibliografía básica al respecto para quienes deseen profundizar en el tema.
Vicent Estall i Poles
Director del Museu del Taulell «Manolo Safont»